martes, 27 de octubre de 2009

La importancia de llamarse Ernesto




Siempre me fascinó el siguiente título: La importancia de llamarse Ernesto. Son de esas frases afortunadas que acaban depositándose en tu cabeza, como una musiquilla pegadiza que se rescata del pasado y no puede dejarse de tararear.

Que el nombre de “Ernesto” (cat. Ernest) posea para mí connotaciones afectivas —por motivos profesionales— ahora mayores me llevó a pedir en préstamo de una biblioteca municipal el DVD con la obra de teatro basada en la obra de Oscar Wilde, emitida por TVE, en 1968, y con el reparto de actores y actrices, entre otros, de la talla de Lola Herrera, Francisco Valladares, Alfonso del Real, etc.

Disfruté como un enano (¿está expresión es políticamente correcta?) de una obra de teatro televisiva, en blanco y negro. No pretendo extenderme mucho, pero para simplificar diré que ayuda a entender la comedia y humor ingleses, y, si me apuran, hasta las películas de Woody Allen.

El DVD está presentado en un práctico estuche que incluye un pequeño folleto que no posee ni pizca de desperdicio.

Transcribo literalmente las siguientes líneas (pp. 9-10):

«El título original de la obra esconde en inglés un ingenioso juego de palabras entre el nombre Ernest y el adjetivo ‘formal’ (earnest), que se pronuncia igual en inglés; por ello The importante of being Earnest puede ser entendido por quien lo escucha como ‘La importancia de ser Ernesto’ o ‘La importancia de ser formal’.

Naturalmente, este juego de palabras no puede ser conservado en español, por lo que algunas insinuaciones de la obra se pierden, especialmente la frase final. Algunos traductores, como Juan Gómez de la Serna, han decidido traducir literalmente el título como La importancia de ser formal, pero es más común la anterior.

Lamentablemente, ambas soluciones son imperfectas. La única solución que permite conservar la intención de Wilde es cambiarle el nombre al protagonista y titular la obra, por ejemplo, La importancia de ser Honesto. Esta es la solución que se ha adoptado en la traducción francesa: De l’importance d’être Constant, jugando con el doble sentido del nombre Constant, que también significa ‘constante’ o ‘firme’. En italiano el título conserva el juego de ingenio wilderiano, al llamarse La importanza di essere Franco, porque Franco no solo es un nombre bastante común, sino que también significa ‘sincero’.»
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Nunca te acostarás sin saber una cosa más.

Un juego de palabras es un ejemplo de función poética. Utilizamos el mensaje no para centrarnos en el contexto sino en el propio mensaje. He aquí el legado de Wilde: “la importancia de lo estético, porque no tiene importancia material”.